lunes, 5 de enero de 2009

A mi Padre

Papi, sabes?? Cuando te fuiste fue duro, pero yo fui fuerte, como tu querías que fuera. No te guardé luto, ni vestí de negro. Pinte la casa para que mami no sintiera tu ausencia. Desde ese día mucho cambió para mi, me hice madre de mi madre, tuve que aprender a cuidarla, ella se convirtió en una bebé. No estuve sola, hubo gente que me ayudó aunque no fueran de mi familia. Eso lo agradezco, y a Dios también. Ese día papi, lloré un ahogo silencioso, mientras esperaba en la clínica. Sola, en mi interior le pedía a Dios, que te llevara, que no te permitiera vivir como un vegetal, porque a ti no te gustaría eso!! Y Dios fue grandioso cuando me escuchó!!....Si, fue grandioso y benevolente con nosotros!!!

Sé, que quien lea esto, pensará: Como puede ser grandioso que Dios escuche y cumpla la súplica de muerte para un ser querido?? Cuando nacemos, nuestra crianza se basa en la vida hermosa y feliz, pero la muerte es tragedia y tristeza, eso nos enseñan. No nos enseñan que la muerte es parte de la vida, y que un día llega. Y que debe ser aceptada. Y la muerte trágica e inesperada es fuerte, muy fuerte. No es que Dios sea malo al permitir que eso suceda, lamentablente somos seres falibles a situaciones imprevistas, o a situaciones que a veces se pueden evitar con buen juicio. Pero cuando la muerte llega por larga vida o una lamentable enfermedad, tenemos que buscar la forma de seguir adelante, y recordar a nuestros seres queridos, en aquellos momentos que nos hicieron reír y llorar. Porque los quisimos y nunca serán olvidados. Aunque no hablemos de ellos con frecuencia. Siempre vivirán en nuestros corazones.

Dedico este pensamiento, a mis padres, amigos, y gente apreciada que ya no están con nosotros.
Y para aquellos, que todavía existen y viven con tristeza y pesar la ausencia de los que ya no están.